...

Que se me enfría el alma

Árdeme la luna amor,

Que me quema el agua

Cuando ella no soy yo

Sé que no te merezco,
que soy culpable de incontables heridas.

Perdóname mi rey.
Me he clavado mis frases afiladas,
he sangrado mis desplantes…
Ya no tengo corazón,
lo arranqué, lo estrellé contra el suelo,
esparciendo gotas de mi alma helada,
rociando tus raíces con mi ira.

Asesinando tu inquieta sonrisa.

No puedo amor,
No logro alzar el vuelo,
Apenas tengo fuerza,
y las plumas cedieron tras los intentos.

Márchate mi cielo,
Si no te vas,
te arrastraré a mi mundo sin vida.
No soy recomendable,
solo sé herirte, y mal amarte.

¡Vete!
O seguirás respirando

este aire viciado de mi enfermedad.
No mires hacia atrás,
no te apoyes en momentos buenos.
Sé fuerte,
busca tus alas,
déjame marchitarme sola.

El infierno me espera,
pero no te tiene en su lista,

Escapa
en este momento de lucidez,
tan bizarro.
Sé fuerte amor mío,
Aquí no hallarás la calma…

Y si decidieras quedarte…
¿cómo olvido esta plegaria?

Negaré mis dagas, tu sangre…
te procuraré alas que no sean de metal.
Con la única pretensión de salvarte de este fragmento,
de mi porción tóxica y anodina.

Ayúdame a vencer a mis fantasmas,
son ellos los que me hacen ser tiniebla

... pero...

dime amor:

¿Cómo te cuido de mí

cuando no soy yo?

Mi Sol tiene cachaba

Aquella noche me senté en tu cama.
Estabas cansado y viejo, muy cansado.

Te sentaste a mi lado, cabizbajo, pálido.
Observé el simpático bastón tan labrado,
con figuras de la baraja: Sota, Caballo... Mi Rey.
esa cachaba linda que te regaló papá.

Me miraste y en tus ojos, esa tortura rota,
Esa súplica de verdad.

“Esto que tengo no es bueno cariño..”
No supe distinguir si era pregunta, sentencia, o duda.

Apenas pude mirarte, a mí también me dolía.
“Estoy aquí abuelo”

Acaricié tu pierna, la causante de tu sempiterna cojera.
La que tantas noches masajeé... aliviando ese dolor sordo que provoca el cáncer.
Esa herida sin localización

que salpicaba con su sangre imaginaria a todos los que te amaban.

Me tomaste por el hombro,

me acercaste a ti,

besaste pelo.
Y sentí cosquillas en mi frente al roce de tu bigote,
siempre perfecto y recortado.

Incendié mis lágrimas,

el frío no te convenía.

Una semana después, me despedí de tí,
mi muñeco dulce y cascarrabias.
Aquel verano... fue terrible sin mi compañero de correrías.

Han pasado algunos años,

y sigo guardando tu bastón, tus tirantes, el tabardo…
...Y esos Puritos Reig,

que me traen tu aroma y nuestras trastadas...

En dos tiempos

…Rompe el día, ese crepúsculo matutino…

… adoro verte remolonear ,
descubrir cómo te escondes bajo las sábanas,
cómo secuestras mi cintura...

...se inicia el primer tiempo…

… mientras,
el despertador,
inexorable dicta obligaciones,
sin embargo, no logras soltar amarres,
me tomas con firmeza,
balbuceas, rechistas tiernamente.

Mueves tu nariz, arrugadita y graciosa…

… tiempo muerto…

... se van despertando tus piernas,
que se enlazan con las mías,
tu torso, anida cálido en mi pecho.

Shhh… abres despacio los ojos,
como quien nace de nuevo…

...los cierras
… y retomas… ese dialecto imposible.

Me buscas con tus labios

...segundo tiempo...

Juego a despistarte,

pero acabo rendida y te beso…
… y amanece en tus mejillas,
en las espesas pestañas…
… y sonríe hasta el rizo más desrizado
tras la noche de desvelos y deriva.

Recuperamos: sístole, diástole.

Tomas fuerza del alba,
bebiendo esa luz que ocultaba la oscuridad.

“Se acabó la tregua mi vida”.

Miras el reloj, frunces el ceño…
Con gesto simpático recuperas tu idioma.
Me amas con voz ronca, te amo con voz queda.

Empieza el día…¿Amanecemos mañana?

Cuando no te tengo...

Esta noche, gélida, estridente,
no tengo la bruma de tu cuerpo
chocando con mi cuerpo,
volando burbujas de sudor salado y oceánico.

Esta noche,
sumergiré la pena de perderte,
en el estallido de esta soledad indeleble,
que arde y ahoga.

Te extraño amor,
En lo tópico, en lo profundo.
Con este músculo cardíaco
escupiendo arena de relojes candentes,
que marcan despedidas, fugaces, intermitentes.

¡Quédate!
Haz de mí, refugio, tu reino ...
… sino enloqueceré,
tomarán los torreones seres horribles imaginarios,
Moriré en la hoguera de almas locas y vacías,
En un castillo abandonado y gris.

Si te vás, seré desterrada,
Tendré que huir lejos,
lejos de besos, travesuras, guiños y voces tenues…
… tendré que huir del mundo que me recuerde a ti.

Seamos, sólo hoy ese mar nocturno embravecido,
por influjo de los astros,
disfracémonos de agua.

Esta noche, sé mi ángel, mi demonio.
Y yo… tu princesa, tu mendiga

Ay amor...

La ciudad duerme amor,
o al menos eso pretende
y mientras yo…
yo … no duermo ni tan siquiera puedo soñarte,
de tanto anhelo,
de tanto arrancarme los recuerdos a jirones,
de disolver lo silencios y rehacerlos de nuevo.


¡Ay amor cuán necesario eres!
… te extraño, te odio, te amo.

Ven amor, el frío entorpece mis pasos,
vacía mis sentidos.

Amor, me faltas, se detiene la vida.

Vuelve, no partas,
no adornes los segundos de palabras…


… necesito la cuenca de tu oído para esconder mi nariz,
antártica cuando me faltas...
… esos hombros que vuelan si te respiro.


Sólo regresa, vísteme de mariposas.