martes, 10 de febrero de 2009

Plástico Maldito




Adagio - Secret Garden





De vuelta a casa, hielo urbano. Se quiebran mis huesos, me hormiguean las manos, mi nariz se tiñe de rojo junto con mis mejillas. Acelero el paso, casi sin darme cuenta del tiempo. Hace tanto frío...
Cargada de bolsas pesadas e innecesarias. Por la travesía las gentes han salido con su fondo de armario al completo: abrigos enormes, bufandas de lana, guantes de piel… Hay restos de lluvia en la calzada, empezando a escarcharse.

En una escalinata de la plaza catedralicia, me encuentro, puntualmente con esas almas de la calle, que acuden a su cita, cada atardecer. Son unos cinco, a veces seis hombres, y un terrier juguetón y escuálido. Hablan a gritos de la indecencia del mundo, del precio desorbitado de la cocaína, de sus dedos cianóticos tras pasar la noche a la intemperie, de la muerte de Javi tras una reyerta en Madrid.

Entre ellos, llama mi atención, irremediablemente aquel hombre rubio, callado. No debe de tener más de treinta años, le conozco desde hace meses. Pero hacía tiempo que no nos encontrábamos en aquel distrito.

Él acudía todas las noches al mismo y sombrío lugar en busca de un refugio para su sueño. Irónicamente, se resguardaba, bajo el pórtico de una agencia de viajes, supongo, que es lo más cerca que ha estado, de conocer el otro mundo que perdió sin darse cuenta. Como único abrigo: una manta apolillada, y una bolsa con cantidades ingentes de pegamento. Nunca tuve valor para acercarme, quizá por ello, su imagen se me clavó tanto.

Llevará en la calle mil o dos mil años, tantos como lleva perteneciendo a ese grupo de las escaleras. Sin embargo él no habla casi nunca. En su rostro se ha paralizado el tiempo, en su pupila de plástico azul, se ha adherido la bolsa en la que esnifa partículas para no extraviar, la poca vida que aún le pertenece.

Esos retales opacos y magullados que quedan cuando no queda nada.

Debido a su adicción sus movimientos son casi parkinsonianos, convulsiona a mil revoluciones por minuto. Tiene la mirada perdida. Y en su cara se advierten antiguas cicatrices, nuevas heridas sin antiséptico ni cariño.
Esa secuela a veces se torna leve, como si acunara los pocos latidos que sustentan su vida. El vaivén sin mecedora, baila su cabello rubio, dando un ápice de luz fugaz ante sus compañeros.

Me dirijo calle arriba, y casi sin darme cuenta… me quedo absorta contemplando a ese hombre, no puedo apartar la vista. Él abandona su eterno autismo, y me apuñala con su mirada:


- "¿Qué quieres loca?"
- "Dejar de sufrir al verte" – pensé.

22 comentarios:

-- dijo...

la calle, compañera ingrata de los que no tiene casa

precioso texto

besos

Gara dijo...

Uff,q maravilla de texto,triste,pero es la vida misma.

Besos

Anónimo dijo...

Amiga, puesto en pie, proclamo a los cuatro vientos que me tienes entregado. Tus comentarios me derriten, pero es que luego llego a tus alas y me encuentro con maravillas como ésta. Hasta de la miseria haces arte. Realmente ha sido una gran suerte encontrarte. El azar se portó bien conmigo en esta ocasión. ¿Qué hay que hacer para que me firmes un autógrafo, para que hables conmnigo? Je, je, je. Eres especial, niña. A tu lado de forma incondicional. Descansa, angelito. Hasta pronto.

Unknown dijo...

Sobrecogedor texto, niña. Magistral la descripción, emocionante tu pensamiento final... aún me dura el escalofrío.

Un beso grande.

.A dijo...

esas cosas cuestan .... sufrimos por aquello que queremos..

TORO SALVAJE dijo...

Excelente.
Y el final la guinda.

Saludos.

Sweety Muflyta dijo...

Yo conozco a muchos de esos hombres rubios, tu al menos no conoces su historia, ni su nombre, yo trato con ellos todos los días, para mi cada uno tiene su historia y una cara y lo peor un nombre al que unir esa desdicha.

Me gustó lo que escribiste profundo...

Gabiprog dijo...

No hace falta mirar muy lejos para saber de las asperas mejillas de la vida.


Besos!!!

Nel dijo...

Me has producido auténticos escalofríos... entre que cada vez que entro en tu blog y escucho la música que pones ya se me salta el corazón, más este texto que es a la vez triste, bello, real... increíble, y la guinda: la música de fondo.
Me encanta cómo escribes, me fascina tu sensibilidad, me enamoras con la música, acaricias mi corazón con tus comentarios...

Soy muy afortunada de haberte encontrado (o más bien, de que me encontraras).

Gracias.

Nel dijo...

En mis "andanzas" conocí a muchas personas de la calle, consumidos por el mundo, el sufrimiento, las drogas, las circunstancias...
Dormimos juntos, comimos juntos, compartimos un alto en el camino, amistades, lágrimas y risas...
Hasta que cada cual seguía su camino: unos acabarían de nuevo en las calles; otros con más suerte como yo, volveríamos con nuestras familias.

...y entonces, siendo "uno de ellos" me di cuenta de que en el fondo todos tenemos un corazón similar: nuestros miedos, nuestras dudas, nuestro amor, nuestro odio... pero la vida moldea a cada uno de diferente manera.

Me los has devuelto a la memoria, eso sí, con una sonrisa...
Prefiero no pensar qué es de ellos, sino recordar lo que compartimos y pensar que tal vez esos recuerdos también puedan llegar a llevarles a ellos un poco de calor en estos fríos.

Unknown dijo...

Querida amiga...

Hay en mi blog un premio para todos mis amigos. Si quieres pasa a recogerlo, me haría mucha ilusión.

Con mucho cariño. Mario.

Anónimo dijo...

Mi querida amiga, vine a dejarte mi abrazo, mi cariño y mi amistad. Espero que la semana te fuera bien y que ahora, puedas disfrutar del finde. Piensa en mí como esa sombra de Peter Pan, que te proteje desde la distancia. Cuídate mucho, niña. Hasta pronto.

Anónimo dijo...

Hice obras en mi desván y te enlacé. Así acortaré la distancia. Un besazo, escritora.

María dijo...

Vengo buscando tus alas, las que dejas tan bellas siempre en mi blog, me hacen llegar a ti, para encontrarme con este magnífico escrito.

La calle, aquella que está en el aire, que la da la lluvia, y el viento, el sol y la espalda.

Un beso y feliz tarde, preciosa.

Noviembre dijo...

Decirte que es genial sería quedarme demasiado corta... demasiado...

rOo RAMONE dijo...

Yo preferirí dejar de sufrir, al verte partir.

mia dijo...

Sobrecogedor y sublime

me dejas estremecida!

besos

Anónimo dijo...

Yo también quiero escucharte, amiga. De forma humilde, sin más pretensión que arrancarte una sonrisa y ser tu amigo. Así que, ¿me dejas escuchar tu voz? Un beso fuerte y ánimo para todo. Para cualquier cosa, me tienes de tu lado. Cuídate.

Verónica dijo...

Es una linea tan sumamente fina, que no debemos cruzarla, porque ver en lo que nos combertimos al pasarla....

Grandioso post y una verdad plena.!!!!

besotes de esta peke.

pd: te espero como siempre por mi rincon con una taza de cafe y mi nuevo post.

María dijo...

No sé como tuve la suerte de llegar a ti, y creo que no importa. Lo que si importa es que mi vida es algo mejor porque de alguna manera tú estás en ella.
Tu sensibilidad me conmueve.
Mil besos

My dijo...

te dije que volvería a por ti la primera.
te dije que regresaría para llevarme los fantasmas, que te cogería de la mano, que pasería junto a ti.

te dije que estaría a tu lado,
y estoy aqui para siempre,
y cada dia pienso en ti.

te abrazo mi chiquinina.

Anónimo dijo...

Sigue tu propio ritmo. Yo sólo quiero tu bienestar. Mucho ánimo, niña y te dejo este regalo hecho canción. Es para ti. Besos.

http://www.youtube.com/watch?v=Z4PNR-NXQZA